sábado, 6 de junio de 2015

¿Votar o no? Nos han quitado la ética

Por fin, después de la "espotiza", mañana es día de ir a votar.

No tiene caso repetir lo que hemos escuchado hasta el hartazgo; sólo les diré que, si los legisladores y el Ejecutivo quisieron, con la última Reforma Electoral, hacer un proceso más transparente, equilibrado y varios etcéteras más; nos han fallado. Definitivamente, no somos una democracia, sino una partidocracia.

Pero bueno, yo ya estoy curado de espanto, sé que la clase política de nuestro país tiene muchas maneras de jodernos la existencia, y claro, esta es una de ellas.

En esta elección (como en las últimas, hay que aclarar), ha tomado fuerza un movimiento que busca convencernos que anulemos nuestro voto, como manera de protestar, de decir que no estamos de acuerdo con el sistema político que nos mal gobierna, de castigar a los políticos, etc.

Comparto la indignación, pero, como dice el Lic. Roberto Duque Roquero en este video, anular nuestro voto no sirve como protesta, ni como castigo.


 

Desde luego que no es la única postura, hay otras, como la de Denisse Dresser, que vemos acá:



En pocas palabras, nosotros los ciudadanos estamos entre la espada y la pared.

Si votamos, estamos apoyando el sistema que nos tiene jodidos; si no, también.

Por eso, desde el título de esta entrada señalo que hasta la ética nos han quitado los políticos.

En mi caso, y con el riesgo que tengo que me mencionen de fea manera a mi jefecita, he decidido que haré uso de mi derecho a decidir, es decir, iré a votar.

El voto nulo no sirve de protesta porque, salvo los que estén en la casilla (funcionarios, representantes de partidos y observadores), nadie va a saber que mi voto nulo es por protesta, y ellos se olvidarán de mi pedazo de papel cuando salga el siguiente.

Y como quiero que todo el asunto tenga algo de ética, ahí les va mi reflexión (repito, a riesgo de los recuerdos familiares):

Pasa que no tenemos democracia porque no somos demos, es decir, el pueblo que puede decidir en materia política, es decir, que la política la hemos dejado a los políticos profesionales. La política es, etimológicamente hablando, cosa que atañe a los que vivimos en sociedad, en la polis, a los ciudadanos.

Es decir, todos somos políticos, hacemos política cuando nos relacionamos con los demás: en casa, escuela, trabajo, centro comercial, etc.

Ya es tiempo de dejar que la política sea cosa sólo de políticos profesionales.

Mi propuesta es ir a votar (voto nulo o válido, da igual), pero no quedarnos sólo en eso. Votar y ejercer nuestros derechos como gobernados, a todos los que forman parte del gobierno, desde el Presidente de la República hasta el más humilde servidor público.

Y claro, exigir que los diputados (federales y locales) sean verdaderamente nuestros representantes (que, al menos en teoría, lo son) y que cuando legislen, repartan presupuesto, suban a tribuna, voten, etc., voten como votaría la gente que dicen representar, y no como su partido les pida.

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